La vocación de Roxana siempre fue ayudar al prójimo. Empezó a trabajar a los 19 años en la Escuela Militar mientras que en paralelo realizaba algunos cursos vinculados con la medicina: lo que más la apasionaba era el trato con los bebés y los más chicos. Su primera práctica profesional la convirtió en protagonista de un hecho trascendente y que terminó de confirmar su vocación: asistió a las víctimas de la tragedia de Once. Al poco tiempo, renunció a su trabajo para poder especializarse profesionalmente y organizar su casamiento. Al no encontrar un empleo, su pareja decidió cancelar la boda por no contar con los recursos económicos, pero ¡ella quería casarse! Unos meses después, Roxana vio en Expo Empleo una gran oportunidad para encontrar un trabajo relacionado con lo que estaba estudiando. Cargó su CV, fue a La Rural, visitó todos los stands de empresas relacionadas con el rubro de la salud y se postuló a varias búsquedas. Su perfil laboral y su especialización en Neonatología hicieron diferencia: a los pocos días, recibía un llamado del Sanatorio Güemes para convocarla a una entrevista. Luego de atravesar un proceso de evaluación y de que conocieran todas sus aptitudes profesionales y humanas, le confirmaron que era una de las contratadas.