Cada emprendedor es único. Sin embargo, tené en cuenta que otro puede llegar a ofrecer una solución al mismo problema que vos también intentás resolver.

Te aconsejamos destacar las ventajas de tu idea sobre otras similares. Definir un valor agregado que te diferencie te ayudará a reafirmar que tu solución es mucho más innovadora.

Cuanto más específicas sean las características del público al que te dirigís con tu servicio o producto, mayor valor tendrá tu propuesta. Un consejo es que construyas al cliente ideal, es decir, que le pongas cara y nombre.

Imaginá cómo pensaría esa persona, qué le gusta, qué siente, dónde y a quién le compraría, cuál de las redes sociales se utiliza, dónde vive, etc. Tené en cuenta que él va a ser quien te permita generar ingresos para consolidar tu emprendimiento.

Afortunadamente para los emprendedores, todavía hay muchas oportunidades para mejorar aquellos productos o servicios que ya existen.

El mayor desafío que se te presenta, después de definir tu público objetivo, es poder detectar estos problemas y encontrar la mejor manera de resolverlos.

Para eso es muy importante que tengas claro que podés ofrecer una solución viable y de valor. Y sobre todo definirla en una o dos frases, con algo bien claro y sencillo para sumar a tu presentación.

Una vez que hayas definido tu proyecto, detectado tu público objetivo y expuesto una problemática, ahora llega el momento de brindar una solución con tu emprendimiento.

De esta manera, le asegurás a los potenciales interesados en tu idea que tu producto o servicio resuelve un problema real y, por lo tanto, el público te elegirá por sobre otra propuesta para solucionarlo.